La rotura fibrilar es una lesión frecuente cuando ser realiza deporte pero también cuando se realiza un esfuerzo máximo y además la persona lleva una vida sedentaria. También se la denomina desgarro muscular, ya que consiste en la rotura de más o menos fibras de las que configuran el músculo. A continuación, ampliaremos más sobre esta lesión muscular.
¿Qué son las roturas fibrilares?
Las roturas de fibras es algo bastante habitual en la actividad física y tras algunos esfuerzos bruscos cuando la persona no lleva una vida muy activa. Podemos decir que dentro de las lesiones musculares es una de las más frecuentes, y su recuperación irá en función de grado de lesión producido.
Pronóstico de las roturas fibrilares
Su gravedad depende del músculo y el número de fibras que se han roto (leve, moderado o grave), lo que determinará también el tiempo necesario para la recuperación (8-10 días, 2-3 semanas o 3-6 semanas, respectivamente). Es importante ponerse en manos de profesionales, como traumatólogos deportivos, para poder seguir el tratamiento adecuado.
Síntomas de las roturas fibrilares
Los síntomas son fáciles de detectar:
- Dolor repentino e intenso.
- Hematoma causado por la rotura de vasos sanguíneos adyacentes.
- En los casos más graves puede producirse un bloqueo del movimiento a causa de la contracción de los músculos adyacentes.
- Mareo.
- Sudor frío.
Pruebas médicas para las roturas fibrilares
Lo más conveniente es realizar una ecografía con el objetivo de valorar daños, localización, extensión, sangrado y hematoma. Una vez obtenidos los resultados el médico decidirá si es necesaria alguna prueba más antes de establecer un tratamiento.
¿Cuáles son las causas de las roturas fibrilares?
Las roturas fibrilares se suelen producir por una elongación excesiva del músculo, por una contracción muy brusca o por un esfuerzo que supera su capacidad. Afecta más habitualmente a las piernas como consecuencia de gestos explosivos y cambios bruscos de velocidad, siendo los músculos más frecuentemente afectados los gemelos, el sóleo, los isquiotibiales, los aductores y el recto anterior de los cuádriceps.
Aunque, como ya se ha dicho, es una lesión frecuente en la práctica deportiva, ya sea por un traumatismo o por realizar ejercicio sin el debido calentamiento. Sin embargo, existen otros factores de riesgo que favorecen la rotura fibrilar:
- Sedentarismo: si no se realiza ejercicio regularmente se debilita el tejido conjuntivo del músculo, por lo que las fibras se pueden romper más fácilmente.
- Mala circulación arterial y venosa: llega menos oxígeno al músculo, provocando que éste se fatigue más, y acumule el ácido láctico. Todo ello hace que sea más propenso a romperse.
- Enfermedades metabólicas: la más significativa es la diabetes.
- Nutrición deficiente: los músculos se debilitan y se hacen más frágiles.
¿Se pueden prevenir?
La mejor manera de prevenir las roturas fibrilares es calentar de forma adecuada cada vez que se vaya a practicar ejercicio, sea éste del tipo que sea.
Tratamientos para las roturas fibrilares
El tratamiento de la rotura fibrilar se basa esencialmente en los siguientes aspectos:
- Reposo: dejar la práctica deportiva y caminar lo menos posible, con el fin de evitar que se agrave la lesión con la rotura de más fibras. Se recomienda el uso de un vendaje compresivo, pero que no impida la movilización del músculo.
- Aplicación local de frío: reduce la inflamación y calma el dolor. Se aplica hielo (nunca directamente sobre la piel) o bandas de gel congeladas durante aproximadamente 15 minutos en la zona dolorida.
- Antiinflamatorios no esteroideos: también calman el dolor y reducen la inflamación.
- Rehabilitación: no debe reanudarse la práctica de ejercicio hasta que no haya desaparecido completamente el dolor agudo. Y, a pesar de ello, debe iniciarse con estiramientos suaves evitando siempre llegar a un punto de dolor. Hay que mantener el estiramiento durante unos segundos y en series de cinco, varias veces al día. Se recomienda aplicar calor local después de cada sesión de estiramientos.